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viernes, 10 de abril de 2015

Las mascotas divinas de los egipcios. Exposición.

Pseudoataúd y pseudomomia de Osiris.
Ninguna cultura de la antigüedad ha estado tan vinculada al mundo animal como el Egipto de los faraones. Implicados con el entorno natural de un Nilo tan fértil como hostil y temido, los egipcios se fijaron en su rica fauna no solo para alimentarse, trabajar o hacerles compañía. Los animales eran sus intermediarios con los dioses y una metáfora perfecta para explicar la vida. Su importancia era tal que se les embalsamaba como a las personas para pasar a disfrutar de otra vida. De la relación entre hombres, fauna y dioses habla la exposición Animales y faraones que desde el 1 de Abril hasta el 23 de agost, se puede ver en CaixaForum Madrid.

Realizado en coproducción con el Louvre, el recorrido muestra 430 piezas entre las que se incluyen representaciones de 60 especies diferentes, 14 momias y el grupo de babuinos que formaron la base del obelisco del templo de Luxor que nunca ha salido del Louvre desde su traslado desde la plaza de la Concordia en 1847. Procedente del Louvre-Lens, donde fue visitada por 106.000 personas, la exposición se podrá ver también en Barcelona, desde mediados de septiembre.

Hélène Guichard,conservadora-jefa del Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo del Louvre, tenía muy claro lo que quería explicar cuando aceptó ser comisaria de la exposición: explicar cuales eran las relaciones de los egipcios antiguos con el mundo animal.


Escarabeo expuesto en en la sala de CaixaForum.
“En ninguna otra cultura, ni anterior ni posterior, se da una vinculación tan fuerte como en esta. Y en ninguna otra civilización han sido tan representados, pintados o esculpidos como en esta. La fauna en torno al Nilo era riquísima. Aquí están representadas decenas de especies, algunas ya desaparecidas, que formaban parte de su vida diaria: escarabajos, arañas, ratones, saltamontes, ranas, cocodrilos, perros, gatos, hipopótamos, caballos, leones, carneros, toros…”.



Figuritas de gatas en una aleaciión de cobre (669-332. a. C.)
El espectacular montaje sobre el que se recrea el Egipto de los faraones se mueve en torno a los puntos: la salida del primer rayo del sol (el nacimiento del mundo) representada por el obelisco y sus beduinos y la puesta del sol escenificada en una pintura. En medio hay nueve secciones en las que se da cuenta del papel desempeñado por los animales.

El más reproducido es el gato, representante de la diosa Bastet, la de la felicidad y la armonía. Inspiración de los artistas para sus esculturas y relieves, cuenta Guichard, el amor por los gatos tenía un origen muy justificado: mataban a los ratones que se comían el trigo: “Al proteger las cosechas, garantizaban el alimento familiar. Por eso vivían en las casas y puede decirse que fueron las primeras mascotas tal como hoy las conocemos. El gato era el protector de las familias, de los niños y de las mujeres embarazadas”.

En el lado opuesto de las bondades felinas estaban las serpientes o las leonas: “Todos aquellos que pudieran traer peligro de muerte. Eran temidos y respetados porque los egipcios entendían que les podían castigar con enfermedades y desgracias”.

Cofre para los vasos canopos de Chauenhuy con una estatua del dios Anubis.


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Uno de los platos fuertes para los visitantes, al igual que ocurre en los grandes museos arqueológicos de todo el mundo, serán las 14 momias que ocupan la parte central de la exposición. Algunas reproducían la forma del animal, gatos y aves en su mayor parte, y por dentro estaban vacías. Pero de otras se pueden contemplar parte del plumaje y restos de madera de lo que fue su refugio en vida.

Respecto a la situación de peligro que en estos momentos corren las piezas arqueológicas custodiadas por países en conflicto como Irak o Siria, Guichard prefiere no pronunciarse. Solo acepta hablar de Egipto.
 “Creo que las piezas están perfectamente custodiadas. los problemas que se han podido registrar han estado motivados por la necesidad y han sido episodios aislados. Egipto puede guardar solo sus tesoros arqueológicos”.


Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/31/actualidad/1427817819_306012.html 

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