Reconstrucción del paleorrelieve del Antiguo Egipto
La Universidad de Salamanca participa en una investigación geológica internacional que estudia la ubicación de las tumbas según el antiguo paisaje egipcio y relaciona su ubicación con el estatus social
El equipo de geólogos procede de universidades inglesas y españolas y tiene en marcha un proyecto sobre el análisis del paisaje egipcio durante el Imperio Nuevo, periodo histórico que va desde 1550 al 1070 a.C., en una parte de la necrópolis tebana, según ha explicado a DiCYT Antonio Martínez, investigador de la Universidad de Salamanca que es experto en geomorfología, la disciplina que estudia las formas de la superficie terrestre.
El proyecto, denominado 'Development and Landsacpe of the sacred Space al Dra Abu El Naga: A case study within the theban necropolis', está integrado por el investigador del CSIC José Manuel Galán, la arqueóloga y egiptóloga de la Universidad de Liverpool Angie Jiménez, los topógrafos de la Universidad de Liverpool David García y Hanna Barret, la geomorfóloga de la Universidad de Alcalá de Henares Teresa Bardaji, y el geólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) Sergio Sánchez, además del representante de la institución académica salmantina.
Su objetivo es reconstruir el paisaje físico y religioso de un fragmento de cinco kilómetros cuadrados de la Necrópolis de Tebas denominado Dra Abu El-Nagal. Desde el punto de vista geológico, esta zona presenta formaciones calizas y restos de organismos marinos y sus rocas se van deslizando hacia el Nilo. “La misión española es la referente al fragmento Dra Abu El-Nagal, pero hemos conseguido puntos referenciales de otras misiones cercanas, como son la de los Colosos de Memnon, el Valle de los Reyes o el Valle de las Reinas”, señala Antonio Martínez. Gracias a estos estudios geológicos, se pueden realizar interpretaciones acerca de la posible situación de las tumbas en la Antigüedad, ya que la geomorfológia actual ha variado y hace más difícil sacar conclusiones si sólo se tuvieran en cuenta los datos de los trabajos arqueológicos.
Metodología del proyecto
Los investigadores trabajan en una reconstrucción en 3D de toda la zona mediante GPS diferenciales, que permiten corregir la señal de GPS para obtener una mayor precisión. "La cartografía geológica nos permite identificar la litografía y los distintos estratos, medir fracturas y fallas", comenta. En este caso, para estudiar el paleorrelieve de la época del Imperio Nuevo, "tuvimos que analizar todas las colinas, que podían ser acumulaciones naturales o antrópicas, es decir, pertenecientes a los escombros de tumbas”, explica.
En el trabajo se emplea el programa Arcgis, una base de datos digital, combinando la cartografía histórica con imágenes de satélites y ortofotos. “Nos hemos dedicado a georreferenciar las tumbas usando coordenadas UTM, ya que algunas estaban desubicadas”, puntualiza Antonio Martínez.
Resultados del análisis
Estas investigaciones interdisciplinares con base geológica ya están dando sus frutos. Una de las principales conclusiones es que la disposición de las tumbas de clase alta se orientaba hacia el campo visual de los templos religiosos principales, el de Luxor y el de Karnak, y, según el rango del difunto, la tumba tendría una posición más privilegiada respecto al templo del faraón gobernante.
La orientación de las pirámides de cada tumba permite coger puntos de referencia para poder analizar las formas y procesos del terreno y, con ello, su evolución cronológica. De este modo, los científicos averiguan cuáles eran las vías procesionales desde Luxor, al margen derecho del Nilo, a Tebas, en el margen izquierdo, y esto se relaciona con la ubicación de los templos mortuorios.
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