Egipto, tierra de faraones y leyendas. Su historia, vida y costumbres han ejercido durante décadas fascinación y atracción sobre un público que a día de hoy sigue demandando más información sobre esta gran civilización ya extinta. Sus colosales monumentos erigidos en piedra, sus imponentes pirámides y los cuerpos de sus soberanos momificados siguen siendo a día de hoy un reclamo turístico para visitar el país. El 4 de Noviembre de 1922, un entusiasta arqueólogo y egiptólogo inglés llamado Howard Carter descubre en el Valle de los Reyes la tumba de un joven faraón llamado Nebjeperura Tutanjamón, popularmente conocido por el nombre de Tutankamón. En el interior de su tumba de 3000 años de antigüedad se hallaron un gran número de objetos y tesoros entre los que se encontraban su famoso ajuar funerario que se componía de una máscara de oro macizo y un Templete canópico en cuyo interior se hallaron un total de cuatro de vasos canopos con las vísceras del faraón embalsamadas.
En el antiguo Egipto, los vasos canopos o canopes solían ser fabricados a partir de barro u otro tipo de material ordinario. La pieza, cuya forma solía ser cóncava y pequeña, era empleada durante los rituales de momificación para contener las vísceras de los cadáveres. Las tapas que los cubrían representaban a las diferentes divinidades conocidas como los “Hijos de Horus”.
Durante el proceso de embalsamamiento se extraían las vísceras del difunto, pues dado su rápido proceso de descomposición urgían ser tratadas con la mayor rapidez posible. Para los antiguos egipcios el cerebro no tenía ninguna función importante así que solían desprenderse de él insertando a través de la cavidad nasal un hierro candente en forma de gancho con el que posteriormente lo extraían.
El corazón, la fuente de la conciencia, sentimientos, sabiduría y razonamiento del individuo, debía permanecer en el interior del cuerpo protegido por un amuleto conocido con el nombre de escarabeo, un objeto místico que cuya forma se asemejaba al de un escarabajo pelotero cuya función principal en el cuerpo del difunto era la de resucitar para alcanzar la vida eterna en el más allá.
•Imset, que debido a la traducción ha llegado a nuestros días como el dios Amset, es la única imagen que es representada con cabeza humana. Su función es la de conservar y proteger el hígado del difunto para toda la eternidad bajo la atenta mirada de su protectora la diosa Isis.
•Hapy: Representa la figura de un hombre cuya cabeza ha sido momificada como la de un babuino. Es el guardián de los pulmones y está protegido por la diosa Nebet-Het, cuya traducción del griego es Neftis.
•Kebehsenuf: Es el dios encargado de proteger los intestinos del difunto con la ayuda de la diosa Serket-Heru, cuya traducción del griego es Selkis. Su rostro es la cabeza de un halcón.
•Duamutef: Este último vaso canopo es representando con la cabeza de un chacal y en su interior se introducía el estómago del difunto. Los antiguos egipcios creían tanto en este dios que pensaba que si formaba parte del ritual el cuerpo no se descompondría jamas. Estaba protegido por la diosa Net, cuyo nombre en griego es Neith.
Así pues, los vasos y sus dioses quedaban orientados de la siguiente manera: Imset (hígado) marca el Sur, Hapy (pulmones) el Norte, Kebehsenuf (intestinos) el Oeste y por último Duamutef (estómago) el Este, formando los cuatro juntos los puntos cardinales.
A medida que indagamos y raspamos en la historia de un pueblo tan evolucionado como el egipcio descubrimos que las funciones de estas vasijas funerarias no cambiaron, pero sí lo hicieron algunos de sus diseños, como es el caso de el vaso canopo de Mnevis.
Este preciado objeto funerario fue fabricado durante la XXVI dinastía (entre los años 672 al 525 a.C). Fue hallado en Egipto y en su interior se descubrieron las vísceras disecadas de un toro, animal sagrado adorado en la ciudad de Iunu, situada al nordeste de El Cairo, más conocida por su nombre en griego Heliópolis, que significa “ciudad del sol”. Esta importante ciudad fue un punto neurológico del Antiguo Egipto, pues fue la capital del hesp (nomo en griego) de la dinastía XIII. El origen de la palabra hesp proviene de los primeros pobladores egipcios que se asentaron a las orillas del río Nilo construyendo así las primeras comunidades agrícolas.
El vaso canopo del dios bovino tiene como finalidad representar al dios Itemu (Atum en su denominación griega), la divinidad de la cosmogonía heliopolitana que surgió del "océano primigéneo", conocido también por el nombre de Nun (Divinidad benefactora con cuerpo de hombre y cabeza de rana). Para los egipcios Itemu es el dios creador, "el que existe por sí mismo”.
Esta pieza, tallada y pulida en el arte egipcio y fabricada en alabastro, cuya altura ronda los setenta y cinco centímetros y cuya forma ha sido representada con cabeza humana se encuentra actualmente expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (España).
En 1860, una familia residente en Abd el-Rasuls localiza una importante tumba en Deir el- Bahari, situada en la necrópolis de Tebas. La tumba hallada fue conocida posteriormente con el nombre de DB320 (también llamada TT320). En su interior se encontraron los restos mortales de cincuenta reyes, reinas, familiares directos y nobles.
Se ordenó su construcción para conservar los restos mortales del difunto sacerdote Amón Pinedyem II (990 a 969 a. C), hijo de Menjeperra e Isetemjeb III. Estuvo casado con su hermana mayor Isetemjeb IV (o Isiemjeb IV) y tras la muerte de ésta se casó con su sobrina Nesjons. Durante su vida tuvo tres hijos: Psusenes II, el último faraón de la dinastía XXI, Nesitanebashru y Psusenes III, quién le sucede como sumo sacerdote, aunque existen ciertas dudas sobre la función que realizó.
Aunque la tumba había saqueada por la familia que la había hallado y un gran número de objetos habían sido vendidos en el mercado negro de antigüedades, la policía egipcia detuvo a los ladrones y el saqueo en 1881. Sin embargo, la mala gestión y la falta de interés por llevar a cabo una buena investigación provocó que se perdiera gran parte de la información sobre la tumba y sus tesoros.
Entre las antigüedades extraídas del interior de la tumba se hallaron los vasos canopos confeccionados en alabastro y catalogados del periodo XXI de la princesa Nesjons, hija de Esmendes II y Henuttauy II y esposa de Pinedyem II, Sumo sacerdote de Amón en Tebas.
Los recipientes funerarios se encuentran expuestos en el Museo Británico de Londres de forma permanente.
Fuente:
http://temasdeinteresporakashavalentine.blogspot.com.es/2012/12/vasos-canopos-recipientes-sagrados-para.html
Templete canópico de Tutankamón expuesto en el Museo del Cairo (Egipto)
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Durante el proceso de embalsamamiento se extraían las vísceras del difunto, pues dado su rápido proceso de descomposición urgían ser tratadas con la mayor rapidez posible. Para los antiguos egipcios el cerebro no tenía ninguna función importante así que solían desprenderse de él insertando a través de la cavidad nasal un hierro candente en forma de gancho con el que posteriormente lo extraían.
El corazón, la fuente de la conciencia, sentimientos, sabiduría y razonamiento del individuo, debía permanecer en el interior del cuerpo protegido por un amuleto conocido con el nombre de escarabeo, un objeto místico que cuya forma se asemejaba al de un escarabajo pelotero cuya función principal en el cuerpo del difunto era la de resucitar para alcanzar la vida eterna en el más allá.
Amuleto conocido por el nombre de escarabeo o escarabajo |
•Hapy: Representa la figura de un hombre cuya cabeza ha sido momificada como la de un babuino. Es el guardián de los pulmones y está protegido por la diosa Nebet-Het, cuya traducción del griego es Neftis.
•Kebehsenuf: Es el dios encargado de proteger los intestinos del difunto con la ayuda de la diosa Serket-Heru, cuya traducción del griego es Selkis. Su rostro es la cabeza de un halcón.
•Duamutef: Este último vaso canopo es representando con la cabeza de un chacal y en su interior se introducía el estómago del difunto. Los antiguos egipcios creían tanto en este dios que pensaba que si formaba parte del ritual el cuerpo no se descompondría jamas. Estaba protegido por la diosa Net, cuyo nombre en griego es Neith.
Vaso canopo de Mnevis.
Museo Arqueológico Nacional
de Madrid
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A medida que indagamos y raspamos en la historia de un pueblo tan evolucionado como el egipcio descubrimos que las funciones de estas vasijas funerarias no cambiaron, pero sí lo hicieron algunos de sus diseños, como es el caso de el vaso canopo de Mnevis.
Este preciado objeto funerario fue fabricado durante la XXVI dinastía (entre los años 672 al 525 a.C). Fue hallado en Egipto y en su interior se descubrieron las vísceras disecadas de un toro, animal sagrado adorado en la ciudad de Iunu, situada al nordeste de El Cairo, más conocida por su nombre en griego Heliópolis, que significa “ciudad del sol”. Esta importante ciudad fue un punto neurológico del Antiguo Egipto, pues fue la capital del hesp (nomo en griego) de la dinastía XIII. El origen de la palabra hesp proviene de los primeros pobladores egipcios que se asentaron a las orillas del río Nilo construyendo así las primeras comunidades agrícolas.
El vaso canopo del dios bovino tiene como finalidad representar al dios Itemu (Atum en su denominación griega), la divinidad de la cosmogonía heliopolitana que surgió del "océano primigéneo", conocido también por el nombre de Nun (Divinidad benefactora con cuerpo de hombre y cabeza de rana). Para los egipcios Itemu es el dios creador, "el que existe por sí mismo”.
Esta pieza, tallada y pulida en el arte egipcio y fabricada en alabastro, cuya altura ronda los setenta y cinco centímetros y cuya forma ha sido representada con cabeza humana se encuentra actualmente expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (España).
Vasos canopos extraídos del interior de la tumba DB320. En su interior
se encuentran las vísceras momificadas de la princesa Nesjons.
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En 1860, una familia residente en Abd el-Rasuls localiza una importante tumba en Deir el- Bahari, situada en la necrópolis de Tebas. La tumba hallada fue conocida posteriormente con el nombre de DB320 (también llamada TT320). En su interior se encontraron los restos mortales de cincuenta reyes, reinas, familiares directos y nobles.
Se ordenó su construcción para conservar los restos mortales del difunto sacerdote Amón Pinedyem II (990 a 969 a. C), hijo de Menjeperra e Isetemjeb III. Estuvo casado con su hermana mayor Isetemjeb IV (o Isiemjeb IV) y tras la muerte de ésta se casó con su sobrina Nesjons. Durante su vida tuvo tres hijos: Psusenes II, el último faraón de la dinastía XXI, Nesitanebashru y Psusenes III, quién le sucede como sumo sacerdote, aunque existen ciertas dudas sobre la función que realizó.
Aunque la tumba había saqueada por la familia que la había hallado y un gran número de objetos habían sido vendidos en el mercado negro de antigüedades, la policía egipcia detuvo a los ladrones y el saqueo en 1881. Sin embargo, la mala gestión y la falta de interés por llevar a cabo una buena investigación provocó que se perdiera gran parte de la información sobre la tumba y sus tesoros.
Entre las antigüedades extraídas del interior de la tumba se hallaron los vasos canopos confeccionados en alabastro y catalogados del periodo XXI de la princesa Nesjons, hija de Esmendes II y Henuttauy II y esposa de Pinedyem II, Sumo sacerdote de Amón en Tebas.
Los recipientes funerarios se encuentran expuestos en el Museo Británico de Londres de forma permanente.
Fuente:
http://temasdeinteresporakashavalentine.blogspot.com.es/2012/12/vasos-canopos-recipientes-sagrados-para.html
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