ARQUEOLOGÍA Hallazgo de más de medio centenar de momias y varios miles de objetos
A los pies de los acantilados que encierran el Valle de los Reyes, una misión de arqueólogos suizos acaba de toparse con los restos de un naufragio extraordinario: más de medio centenar de momias y varios miles de objetos, entre tejidos, trizas de sarcófagos de madera y vasijas. Las primeras pesquisas indican que los difuntos, la mayoría princesas e infantes, pertenecían a la familia del faraón Amenhotep III y disfrutaron del privilegio de descansar en una necrópolis que hasta ahora se creía reservada a los monarcas del Antiguo Egipto.
"Siempre se pensó que el Valle de los Reyes había sido una necrópolis de faraones pero dos tercios de las tumbas no fueron excavadas para los reyes. Nos faltaba saber sobre quienes tenían el honor de ser enterrados cerca del monarca. Ahora tenemos la respuesta", explica a EL MUNDO la egiptóloga Susanne Bickel, directora del proyecto de la Universidad de Basilea que horada desde 2009 este inmenso y rocoso cementerio en busca de los misterios que esconde la antigua Tebas, la actual Luxor.
El enterramiento KV 40, conocido desde fines del siglo XIX pero nunca antes examinado, ha proporcionado la clave para desvelar el interrogante. De sus entrañas, al final de un pozo, la misión ha recuperado un tesoro despedazado y esparcido por una cámara funeraria cuyas paredes conservan el hollín de un antiguo incendio. En la montaña de restos han aparecido fragmentos de momias junto a máscaras con los rasgos faciales de los finados, tejidos y ollas de barro con textos en hierático que han ayudado a poner nombre a princesas desconocidas como Ta-Im-Wag-Is y Neferonebo.
"De momento hemos encontrado cuatro o cinco momias de niños con una momificación de muy alta calidad", detalla la arqueóloga helvética en una entrevista exclusiva a este diario. El estudio preliminar de las inscripciones y los textos hallados junto a los restos humanos han permitido identificar a una treintena de los habitantes de la tumba, reutilizada por sacerdotes de Amón durante la dinastía XXII. "Lo realmente novedoso es que hemos obtenido información muy valiosa acerca de la familia real con nombres y títulos", recalca Bickel.
"Los difuntos son príncipes y princesas de la corte de un faraón de la dinastía XVIII (1.450-1050 a.C.), muy probablemente del rey Amenhotep III (1387-1349 a.C.). Por las inscripciones sabemos además que la mayoría son mujeres", cuenta la directora del proyecto, "feliz" de haber resuelto al fin el enigma de quien acompañó a los monarcas en su eternidad. "El faraón permanecía en la vida de ultratumba rodeado de su círculo familiar cercano pero numeroso".
Según Bickel, poner orden en el rompecabezas arrojará luz sobre "el harén y la corte de los faraones de la dinastía XVIII", una de las estirpes más sobresalientes de la historia del Antiguo Egipto. A ella pertenecieron el gran Tutmosis III, Amenhotep III, el hereje Ajenatón o el fugaz Tutankamón. La inconclusa investigación antropológica y el estudio de ADN de los restos humanos rescatados en el enterramiento completarán el puzzle. "La prueba de ADN sería muy interesante porque nos permitiría determinar el parentesco con el faraón", confiesa la experta.
A la tarea detectivesca le quedan meses. "Habrá que esperar a la próxima campaña. Tenemos todavía pendiente examinar todas las inscripciones y los objetos funerarios. Hay miles de piezas", asegura la jefa de un equipo integrado por 15 especialistas. "Las fotografías del momento del hallazgo muestran el grado de destrucción de una tumba que fue víctima del expolio masivo en la antigüedad y en los siglos XIX y XX".
Pero no son una cuadrilla de principiantes. En 2011 desempolvaron algunas momias que no lograron identificar y localizaron la tumba KV 64, la última de las oquedades descubiertas entre las grandes rieras sobre las que se asienta el Valle de los Reyes. "Nadie sabe los secretos que oculta el Valle de los Reyes pero lo cierto es que existen muchas zonas en las que no se ha llevado a cabo ningún trabajo de campo. Eso sucede incluso en el perímetro de nuestra concesión", aclara Bickel.
Imaginar a los turistas deslizándose por el laberinto de la KV40 es demasiado prematuro. Y aún así a la egiptóloga suiza le encanta la propuesta en mitad de las turbulencias políticas que azotan la tierra de los faraones desde el ocaso de Hosni Mubarak y que han vaciado de peregrinos Luxor y su inabarcable colección de templos suntuosos e intrincados enterramientos. "Sería maravilloso abrir alguna vez el lugar al público y exhibir las piezas que hemos descubierto", concluye.
Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/05/03/5363e252ca4741bd3b8b456f.html
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